miércoles, 10 de diciembre de 2008

La catedral de sal de Polonia


Las minas de sal de Wieliczka, se encuentran en la ciudad polaca de Wieliczka, perteneciente al área metropolitana de Cracovia
aunque a 14 Km de distancia de dicha urbe, han sido explotadas sin interrupción desde el siglo XIII, y aún hoy en día siguen produciendo sal de mesa. Alcanzan una profundidad de 327 metros y su longitud supera los trescientos kilómetros. Reciben el sobrenombre de “la catedral subterránea de la sal de Polonia”. El área visitable consta de nueve niveles en donde todo esta esculpido en sal, esculturas, capillas, lámparas araña, murales…todo realizado por los mineros. Hay exposiciones, un lago subterráneo y hasta un restaurante.
Es una de las minas de sal activas más antiguas del mundo. Estas minas incluyen un recorrido turístico de 3,5 kilómetros que contiene estatuas de personajes míticos e históricos, esculpidas en la roca de sal por los mineros. Incluso los cristales de los candelabros están hechos de sal. También hay cámaras y capillas excavadas en la sal, un lago subterráneo y exposiciones que ilustran la historia de la minería de la sal. Recibe unos 800.000 visitantes al año.
A lo largo de los siglos, célebres personajes han visitado las minas, entre los que cabe citar a Nicolás Copérnico, Johann Wolfgang von Goethe, Alexander von Humboldt, Dimitri Mendeleyev, Ignacy Jan Paderewski, Robert Baden-Powell, Karol Wojtyła, Bill Clinton, así como muchos monarcas. Durante la Segunda Guerra Mundial, los alemanes usaron las minas como almacén de guerra.
Las galerías laberínticas de las minas inspiraron al escritor polaco Bolesław Prus varias escenas de su novela histórica Faraón (1895). En 1978, las minas de sal de Wieliczka fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Fuente: http://lavozdeteucro.wordpress.com/2008/08/31/un-verano-para-viajar-las-minas-de-sal-de-wieliczka-polonia/

El castillo-cueva de Eslovenia


Es uno de los castillos más visitados de Europa.

El Castillo Predjama (en esloveno Grad Predjama), en Eslovenia, es un castillo construido dentro de la boca de una cueva en el sudoeste de Eslovenia ( [mostrar el lugar en un mapa interactivo] 45°48′54″N 14°7′40″E / 45.815, 14.12778). En esloveno jama (se pronuncia iama) significa "cueva", por tanto su nombre quiere decir "un castillo en una cueva". Se encuentra a aproximadamente 9 kilómetros de la ciudad de Postojna.
El Castillo cuelga dramáticamente en medio de un precipicio de 123 metros. Aunque actualmente el castillo data de finales del siglo XVI, el castillo se encuentra ahí desde 1202. Según una leyenda popular el famoso Barón Erazem Lueguer murió violentamente en este castillo. Esta leyenda está profundamente impresa en el folklore esloveno. Este héroe-ladrón al mejor estilo Robin Hood atacaba a las caravanas de mercaderes en esta importante ruta que unía Viena con Trieste.
Fuente: Wikipedia

martes, 9 de diciembre de 2008

DIARIO PÚBLICO PUBLICA UN ARTÍCULO SOBRE LAS TRINCHERAS DE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLAS



La Complutense desentierra sus trincheras 70 años después
Concluyeron las excavaciones arqueológicas en la Ciudad Universitaria de Madrid

Varios alumnos trabajan en las recuperaciones de las trincheras de la Guerra Civil, en la Ciudad Universitaria.


El pasado viernes salieron a la luz las antiguas trincheras que, durante la Guerra Civil, poblaron el entorno de la Ciudad Universitaria de Madrid. Puede que muchos estudiantes hayan pasado por las aulas de la Universidad Complutense sin saber que, a pocos metros de su facultad, existió un frente bélico. O que algunos de los libros que guardan las bibliotecas donde estudiaron sirvieron como parapetos contra el fuego cruzado.
Setenta años después de la Guerra Civil, el paisaje de este campus ha cambiado. Durante todo este tiempo, ha permanecido oculto lo que fue un importante campo de batalla y todo un símbolo de la lucha de la II República. Aún hoy se conservan mapas que orientan sobre la situación de aquellas antiguas trincheras aunque, hasta hace un mes, no se había desenterrado ninguna. Hace dos días se dieron a conocer las primeras zanjas, cuando el equipo dirigido por el arqueólogo Alfredo González concluyó las excavaciones.
Este proyecto arqueológico, financiado en parte por el vicerrectorado de Investigación de la Universidad, busca "la puesta en valor de los restos de la Guerra Civil de la zona", según explica Carlos Marín, uno de los técnicos que han participado en esta iniciativa. Este equipo de investigadores también está integrado por la historiadora Alicia Quintero, así como por varios estudiantes y colaboradores.
Tras un mes de trabajo, ya han comenzado a aparecer los primeros restos de aquella contienda. Durante la prospección, el equipo inspeccionó los edificios del campus agujereados por los balazos, donde encontraron abundantes restos de artillería.
La vieja hoguera
Después vino la fase más lenta. Y los hallazgos se multiplicaron. Al pie de una de las excavaciones, Alfredo González señala con el dedo lo que eran los abrigos: superficies más grandes en las que los soldados guardaban sus enseres, descansaban, comían o se calentaban. En uno de aquellos viejos refugios, aún puede verse la mancha negra sobre la que se encendió, una vez tras otra, la misma hoguera en aquellos inviernos de la contienda. Junto allí, cuenta González, han aparecido latas de comida, munición e incluso medicinas.
Otro de los hallazgos que más ha llamado la atención de los expertos es el de los zapatos. "La mayor parte es calzado civil. Sólo ha aparecido una bota militar, lo cual es bastante significativo e indica los problemas que había con el suministro, cómo eran las condiciones de vida y la escasez del ejército republicano", relata el arqueólogo.
Resistencia heroica
La historiadora y profesora de la Complutense, Mirta Núñez, confirma que "la falta de avituallamiento bélico estuvo presente durante toda la guerra". Para Núñez, "Madrid fue crucial para la resistencia porque la población tomó un protagonismo fundamental. En muchos casos, eran civiles sin formación militar, a diferencia del ejército contrario, mucho más entrenado".
Entre los puestos de los combatientes, han aparecido objetos más personales, como dos medallas religiosas, algo que a González le llama la atención. "Cuando uno está jugándose la vida se encomienda a quien sea", reflexiona el investigador. Y añade: "Este tipo de hallazgos ayuda a ponerle cara a la gente".
Y es que, aunque entiende que la Ley de Memoria Histórica priorice la localización de las fosas comunes, está convencido de que la arqueología es otra manera de acercarse al pasado. "También habría que recuperar la Historia desde otros ámbitos, tratar de recuperar una historia total de la Guerra Civil y la represión. Por ejemplo, a través de excavaciones como esta, podemos saber lo que sufrió la gente durante tres años, el hambre o el frío que pasaron", explica el director de estos trabajos.
Ahora queda por delante analizar todo el material encontrado, y una futura propuesta de musealización de las trincheras. "Queremos que sigan las excavaciones porque es interesante desde el punto de vista científico, patrimonial y didáctico", concluye.

sábado, 6 de diciembre de 2008

Nuevos hallazgos fortuitos durante las rutas

Durante nuestros recorridos de este trimestre 'Underground' han ido apareciendo nuevos espacios escondidos de los que no teníamos noticia. Inevitablemente, ha habido que documentarlos y procedemos a compatir con todos los subterráneos granadinos estos encuentros con el mundo bajo tierra.

Las novedades son:
1.- Aljibe en el Palacio del Marqués de Casablanca. Nuestra amable anfitriona, Ana Zárate, en su elocuente explicación sobre los detalles de la casona palaciega donde dirige la galería Cidi Haya (nombre, como sabéis en homenaje a su antepasado nazarí, el infante de Almería Cidi Hiaya Al Nayar, Pedro Granada tras su conversión al cristianismo) nos habló de unos aljibes que, bajo el suelo del patio, recogen el agua de lluvia. Pudimos abrir la tapa de piedra del suelo y ¡voilá! una gran tinaja con agua en su fondo de la que, claro está, tomamos un buen número de fotos.


(Continuará...)







jueves, 4 de diciembre de 2008

ARTÍCULO ENCONTRADO POR NUESTRO GURÚ "César Requesens" sobre el subsuelo de Madrid


El subsuelo de la ciudad esconde secretos poco conocidos que también forman parte de una historia casi ignorada por los madrileños

Misterios y secretos ocultos que pueblan el Madrid subterráneo


MANUEL GOMEZ GARCIA


ESPECIAL PARA EL MUNDO

MADRID.- El descubrimiento en octubre del pasado año de numerosos cadáveres, muy probablemente procedentes del antiguo Cementerio General del Norte, en la confluencia de la Plaza del Conde de Valle de Suchil con la calle de Arapiles, anima a evocar los numerosos secretos que oculta hoy el Madrid subterráneo, más extenso y singular de lo que muchos imaginan.

Como es sabido, en Madrid hubo un alcázar árabe sobre el mismo solar que actualmente ocupa el Palacio Real, y a mediados del siglo IX la ciudad quedó establecida como alcazaba amurallada que resistía a los ataques de leoneses y castellanos. En esta época se sitúa el origen de las numerosas grutas que cabe encontrar bajo los inmuebles del actual Madrid de los Austrias, bien conocidas de los nocherniegos que transitan los bares y tascas que circundan la Plaza Mayor.

En 1968, el Ayuntamiento encargó al Instituto Eduardo Torroja la realización de un estudio, dado que no existía ningún plano en el que se analizaran los hundimientos antiguos y modernos, los viajes de agua, las conducciones y los distintos puntos de alcantarillado. «El suelo de Madrid -declararía el ingeniero-jefe del Instituto- está constituido fundamentalmente por arena y arcilla... Además tiene grava, gravilla, fangos y limos, presentes en las vaguadas y cauces antiguos, y rellenos procedentes de demoliciones y desmontes». El estudio estableció la gran permeabilidad del terreno, hueco en un 10% y definido por la enorme cantidad de agua que contiene y las grandes oquedades producidas por el arrastre de las corrientes.

GALERIAS Y LAGUNAS.- Los famosos viajes de agua, según testimonia Fernández de los Ríos en su «Guía de Madrid», eran «unas malas y sucias cañerías de plomo y barro», denominadas Amaniel, Abroñigal Alto, Reina, Teja, Alcubilla, Abroñigal Bajo, San Isidro, Salud, Berro y Montaña. Surtían tales viajes a fuentes como Castellana, plazas de Santa Cruz, Santa Ana y Antón Martín, Abroñigal Alto, Puerta del Sol, plaza de la Cebada y puertas de Moros y de Toledo, entre otros puntos de la ciudad. En los años cincuenta, con ocasión de unas obras realizadas en el último tramo del Paseo del Prado, se descubrió una galería de servicios, construida en 1771 reinando Carlos III, «para purificar la ciudad y recoger de la calle las aguas de lluvia».

Las plazas de Colón y de la Villa de París tuvieron en el siglo XVI sendas lagunas, en las que bogaba la barquichuela de la marquesa de las Nieves. Según Pérez Escrich, existía otra laguna en Amaniel, situada en el camino de los Pozos de la Nieve (glorieta de Bilbao) y los Cuatro Caminos, a lo largo de la -hoy- calle de Bravo Murillo. Y en la plaza de la Opera, aún en 1950, existía una plaza subterránea, sepultada a once metros de profundidad; una glorieta, según Emilio Carrere, «con varios tazones de piedra, que antaño debieron de ser fuentes; acaso Farinelli le cantó a la reina doña Bárbara alguna romanza confidencial sobre el fondo musical de estas fontanas, que ya están secas y mudas».

El trazado del Metro de Madrid, que dio sus primeros pasos en 1917, cuando tres futuristas -Mendoza, Otamendi y González Echarte- suscribieron la empresa, absorbió en gran medida estos retazos de historia o de leyenda, al crear su modernista red, que alcanzó más de 20 kilómetros hasta 1939. Sin embargo, contribuiría al perfil subterráneo de la ciudad con su propio acervo. Tal es el caso de la «estación fantasma», ubicada bajo la actual plaza de Chamberí y que aún puede ser entrevista, a velocidad de cercanías, por quienes recorren la línea 5 del ferrocarril.

Pocos conocen hoy otras peculiaridades del Madrid subterráneo, en que se unen la industria árabe con la ilustrada o la positivista. Así, al catalán Pablo Xarquíes se le debe la iniciativa de conservar la nieve en pozos para enfriar la aloja morisca (agua, miel y especias), las aguas (de anís, de hinojo, rosada, de romero, de azahar, de canela...) y la muy excelsa limonada estival. Construyó varios en las cercanías de la actual glorieta de Bilbao, estableciendo la Casa Arbitrio de la Nieve y Hielos del Reino, que suministraba a palacio y daría nombre al célebre camino de los Pozos de la Nieve.

CAMARA OCULTA.- De obras y pasadizos está bien surtida la ciudad. En 1985 apareció, bajo la antigua Puerta de la Vega, una cámara subterránea de tres metros de altura, nueve de largo y cinco de ancho, posiblemente construida a finales de la Edad Media, y destinada a ofrecer comunicación con el interior de la villa. Y es bien conocida la existencia de un pasadizo que une el Palacio Real con el actual Palacio del Senado, y de otro que vincula aquel palacio con la parte inferior del Campo del Moro.

Menos notoria (desconozco si el dato se ha publicado alguna vez) es la existencia del pasadizo que une la Casa de Correos (actual sede de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol) con el Congreso de los Diputados... Así como de otro pasadizo similar que, arrancando igualmente de la antigua Dirección General de Seguridad, se encamina hacia la Plaza de la Villa, donde se encuentra el Ayuntamiento de la ciudad.

Otros muchos misterios y sorpresas depara el subsuelo de Madrid. Tal es el caso, por ejemplo, de la iglesia subterránea situada en la calle del Arenal, bajo la parroquia de San Ginés, perteneciente a la congregación del Santo Cristo.

Una extensa cripta, construida en el siglo XVII, destinada preferentemente -como asevera José del Corral- a ejercicios penitenciales: «Tenían lugar los viernes y especialmente los de Cuaresma; allí los hermanos, mientras se rezaban oraciones comunitarias, se disciplinaban para castigar sus cuerpos en el rigor cuaresmal».

miércoles, 26 de noviembre de 2008

ASOCIACIÓN PURA VIDA



Granada, en profundidad
La asociación cultural Pura Vida propone una ruta turística por los pasadizos, cuevas y catacumbas que recorren el subsuelo de la ciudad

Ya se sabe que el turismo moderno es por definición superficial: el viajero llega con poco tiempo, visita apresuradamente un par de monumentos, se hace unas fotos y se marcha. A por el siguiente destino. Sin embargo, también hay propuestas que invitan a conocer una ciudad más a fondo... y no sólo metafóricamente. La asociación cultural Pura Vida ofrece tres rutas para conocer la Granada subterránea: su objetivo son los túneles, pasadizos, galerías, cobertizos, aljibes y criptas que horadan el subsuelo de la ciudad. Una forma original de conocer esa Granada oscura y misteriosa que nos habla de sus secretos en susurros...
César Requeséns fuma como un carretero, pero en realidad es periodista y escritor. Resultado de su interés por los túneles fue su libro 'Granada secreta y subterránea' (Ed. Pura Vida). Un día se le ocurrió llevar a sus alumnos del Taller de Escritura de la Casa de Porras a un pasadizo. Y el entorno les inspiró tanto a todos que la asociación decidió crear una ruta turística estable.
Este fin de semana, el grupo que se apunta a este paseo bajo tierra está formado por tres familias procedentes de Fuenlabrada: Antonio, Julia y su chaval, Guillermo; Vicenta y sus hijos veinteañeros, Miguel y Beatriz; y Paco con la adolescente Silvia. Todos ellos, miembros de la Peña Naranjo del club de baloncesto de la localidad del sur de Madrid que ayer domingo se enfrentó al CB Granada y perdió. Pero eso ellos no lo sabían el sábado, así que mantuvieron el ánimo y el humor durante toda la ruta, que en vez de las dos horas previstas duró cuatro.
Colinas agujereadas
Tras recogerlos en su hotel, Requeséns, ayudado por dos compañeros de Pura Vida, Olaf y Marina, les reúne junto a la antigua prisión de Torres Bermejas para explicarles el contexto histórico y los posibles orígenes de las decenas de pasajes subterráneos que agujerean las colinas de Granada: la Sabika, el Albaicín y el Mauror, sobre la que se asienta el Carmen Rodríguez-Acosta.
Antes de entrar en materia, el guía sopesa la edad del más joven del grupo, Guillermo, y luego decide que «peor está la tele». Entonces explica el origen del nombre del callejón del Niño del Royo: las dos columnas que flanquean una puerta al comienzo de la calle eran las picotas donde se colgaban los pedazos de los ajusticiados por el método del descuartizamiento. Al parecer, desde lejos aquellos macabros restos asemejaban la figura de un niño.
El escritor asegura que, aún hoy, los historiadores no saben qué utilidad tenían muchos de esos huecos excavados en la época árabe. Se sabe que algunos eran utilizados como silos para guardar el grano con que alimentar a los pobladores de la fortaleza alhambreña. Otros -o los mismos, en otra época- encerraban a los cristianos cautivos. Y muchos túneles eran empleados para comunicar entre sí las residencias de los acaudalados.
Según la versión más escabrosa, los pasadizos que comienzan en el Carmen Blanco fueron escarbados por los propios presos en su intento de recuperar la libertad. Otros interpretan, sin embargo, que estos túneles pretendían garantizar la comunicación con la entonces fértil Vega granadina y, por tanto, el abastecimiento de víveres para la Alhambra en caso de asedio.
Y su magnífica conservación, recuerda Requeséns, se debe a la «sensibilidad» de José María Rodríguez-Acosta, que al construir su Carmen «en el mejor sitio de la ciudad» a comienzos del siglo XX los acondicionó para la visita. A él se debe el refuerzo de los muros mediante columnas y arcos, el repellado de los muros y la decoración interior con frisos, esculturas o jarrones.
En cualquier caso, los túneles son impresionantes: descienden hasta unos 15 metros de la superficie y la longitud total de los diferentes tramos alcanza el kilómetro. Al fondo, los visitantes no pueden evitar un escalofrío. El aire está enrarecido, el silencio es espeso, la luz de las bombillas apenas ilumina todos los agujeros. Algunos juegan a darse sustos, quizá para ahuyentar el miedo. La visita, seguro, no es apta para claustrofóbicos ni para aprensivos.
Santas cuevas
Ya atardece cuando el grupo asciende las siete cuestas del monte Valparaíso para alcanzar el segundo destino de su ruta. Las catacumbas de la Abadía del Sacromonte son menos espectaculares a la vista, pero más evocadoras a causa de su historia. Allí, los turistas oyen hablar, por primera vez, del hallazgo de las reliquias de Cecilio y otros santos y la fascinante trama de los libros plúmbeos. El desesperado intento de los últimos moriscos por permanecer en su tierra mediante la falsificación de una supuesta síntesis entre la Biblia y el Corán finalizó en 1682 cuando el Vaticano condenó los libros y santificó los huesecillos.
Tras una breve visita al Museo de la Abadía, el grupo se encamina al Centro de Interpretación de las Cuevas del Sacromonte, donde conocen la forma de vida troglodita que eligieron los almohades, primero, los gitanos, más tarde, y los hippies y 'pies negros', en la actualidad. El museo presenta una preciosa reconstrucción de los diferentes tipos de casa-cueva. Y cuenta leyendas como la que dio a esta zona el nombre de Barranco de los Negros: muchos esclavos africanos liberados tras la expulsión de los moriscos se dedicaron a excavar el monte en busca de los supuestos tesoros enterrados allí por las familias ricas. Mientras cavaban, acabaron instalándose allí.
«Esto tenemos que volver con más tiempo para verlo», asegura Paco, encantado con la idea de conocer Granada más a fondo.

(Extracto del artículo publicado en IDEAL por la periodista Inés Gallastegui 24-11-2008)

RUTA 5 "Los Cármenes de Granada"


"Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos" Soto de Rojas





Granada es conocida con el sobrenombre de "Ciudad de los Cármenes", pues es esta la casa más genuinamente local desde tiempos de los árabes. Más que un edificio es una forma de vivir y de entender la vida que, aún hoy, permanece en pie gracias al celo de los escasos propietarios que pueden acceder a esta vivienda lujosa y austera a un tiempo.


La palabra "carmen" procede del árabe "Karm" que significa "viña" o "viñedo". El concepto se ha definido como "quinta granadina, con huerto o jardín", "casa de campo que sirve de recreación" o como "finca de recreo y al mismo tiempo utilitaria".

Tres son los elementos que lo constituyen: una vivienda exenta con torreón, con jardín-vivero y con un adarve o muro que lo separe de la calle y prive a los curiosos de poder acceder a la intimidad del hogar, en sintonía con la filosofía musulmana.

La casa, cuya construcción está condicionada por el terreno en ladera, era originariamente pequeña y modesta construida de ladrillo, argamasa, cal y mosaicos, materiales sencillos que sin embargo crean una aureola de casona rica y hasta lujosa.
En los siglos XVII y XVIII nació el carmen actual a partir de la expulsión de los moriscos, puesto que en sólo dos años, de 1568 a 1570, el Albayzín pasó de ser un populoso barrio a barrio en ruinas. El carmen procede del auge de la época barroca y el siglo XIX, cuando la burguesía ilustrada, influida por los orientalistas, reconstruye los cármenes antiguos adornándolos con detalles falsamente orientales. Desde entonces, tener un carmen en el Albayzín es sinoónimo de riqueza, pero con una sensibilidad especial.
Se encuentran cármenes en el barrio del Albayzín y en ambas laderas de los cauces del Darro y del Genil, zonas donde la existencia de una canalización del agua potable a través de acequias y aljibes para el mantenimiento de las huertas los hizo posibles. Otros barrios como la Antequeruela, El Realejo y la Cuesta de la Churra también acogen hermosos cármenes.

Entre otros muchos (Carmen de San Antonio, Casa de los Mascarones, Carmen de los Chapiteles, Carmen de la Media Luna, Carmen de Ronconi) tenemos tres ejemplos de esta forma de vida en el 1) Carmen de los Geranios (propiedad del pintor belga Max Moreau), quien a su muerte en 1992 lo donó al Ayuntamiento de Granada .


El Carmen de la Victoria (situado allí donde existieron cármenes desde la época árabe, aunque su forma data de fines del siglo XIX cuando se unifican parte del primitivo Convento de la Victoria o Carmen Olivarillo-Carmen Percal, fue adquirido por la Universidad en 1945 y actualmente destinado a Residencia de profesores invitados) y el Carmen "Mirador de Morayma" (donde cuenta la leyenda que la princesa Morayma residió durante el cautiverio de su esposo Boabdil, último rey de Granada).


(Este texto es transcripción del facilitado por la Asociación Pura Vida y forma parte de la documentación de las visitas del Taller "GranadaUnderground" César, Lia, Olaf)

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